miércoles, 2 de noviembre de 2011

CRISIS DE VALORES


A menudo me pregunto qué pintamos en éste planeta los humanos, si lo único que hacemos con nuestra inteligencia superior, es mandarlo todo al carajo. Desde que aprendimos a hacer fuego, allá por los albores de la civilización, no hemos hecho otra cosa que intentar cargarnos el planeta. Es hoy cuando me pregunto por qué abandonamos las cuevas, la recolección de los frutos, la caza...¿ Estamos asistiendo a la "involución" de una especie?
Cuando el hombre campaba a sus anchas con taparrabo y lanzas hechas con sus hábiles y hoscas manos, nadie se preguntaba en qué colegio matricularían a sus hijos, o si llegarían a ser brillantes en sus carreras de médicos, políticos o arquitectos, se limitaban a vivir y a sobrevivir en muchas ocasiones. Pero ya entonces existía el germen de esa evolución, líderes de clanes que luchaban por conquistar otros territorios donde la caza era más abundante o donde los ríos corrían con las aguas más limpias. El hombre siempre quiso conquistar un hogar propio donde asentarse. 
Y ahora estamos aquí, en este confuso período en que queremos lo mismo, pero las absurdas reglas de ésta sociedad "civilizada" nos niega el derecho de nuestros ancestros. Puede que su capacidad craneana fuera menor y su capacidad de razonar, y que murieran por simples enfermedades de fácil curación hoy en día; pero se las arreglaban, prueba irrefutable es que estamos hoy aquí. Sin embargo, no sé dónde está ese punto de inflexión donde la humanidad dejó de evolucionar, pensar, ir un poquito más allá cada día, para estancarse en esta ciénaga de barro en la que estamos el que más y el que menos, hundidos hasta el cuello.
Hay veces que miro al cielo y me pregunto si no seremos parte de una célula de algo mucho más grande que desconocemos por completo, nadie sabe qué hay más allá del universo, dónde está "suspendido", dónde están las cuerdas que lo sujetan, hasta dónde llegan y quién las maneja, si las maneja alguien o algo.
Y no puedo creer cómo una idea tan buena como la creación misma que conocemos, puede dar tan malos resultados. Lo tenemos todo, todos los recursos a nuestro alcance, y sin embargo los explotamos egoístamente sin pensar en generaciones venideras, repartimos las riquezas desde las arcas de los poderosos, haciéndolos aún más ricos, ¿ricos en qué? Me pregunto. El dinero es un papel pintado que nos han hecho creer que tiene un valor, pero es mentira. Lo que tiene un valor es llegar a casa después del trabajo, ese en el que te prometen una paga mensual, tan falsa como las corbatas y las camisas planchadas, como los tacones de aguja, como las sonrisas y los apretones de manos, y volver a ver a tu familia, tus amigos, recordando así por qué te levantas cada mañana y luchas por ver terminado un nuevo día de arduo e inútil trabajo. Digo inútil no por serlo en sí, sino porque nos engañan, nos engañan a todas horas, las cifras de ventas suben y bajan, cae la bolsa, caos en Wall Street, y qué más da, nadie se da cuenta de que las cifras son cifras y las personas, son personas. El capitalismo devora cada centímetro edificable y hace que los sueños de millones de personas que solo quieren tener un hogar, ver envejecer a su pareja apaciblemente, ver a sus hijos crecer, se vengan abajo como rascacielos de naipes movidos por el viento.
El motor del mundo es el amor, y que no se me entienda mal, el amor no siempre es algo positivo, es un arma de doble filo y hay muchos tipos de amor, los hay destructivos y peores aún; los autodestructivos, el amor al dinero y el amor a lo malvado, la escoria del mundo es una moneda en cruz, la cara es lo bueno, pero no todo el mundo sabe hacerla girar de la manera correcta, porque todo parte del mismo punto.
¿Alguna vez os habéis hecho estas preguntas? ¿Por qué quereis un trabajo? ¿Por qué quereis ganar dinero? 
La respuesta en mi caso es sencilla, quiero cumplir mis sueños, y ahí está el engaño, nos están haciendo creer que nuestros sueños cuestan dinero. Primero limítate a estudiar, encontrar un trabajo y vivir tu vida, dicen los padres y muchos hijos se preguntan; si, eso es lo que hicisteis vosotros, pero aún no he visto vuestros sueños cumplidos y eso que os supisteis ganar la vida... Esto es porque cuando nos meten esta idea en la cabeza, como un ostinato deliberado hecho himno, están adormeciendo nuestras neuronas mediante hipnósis. Después viene la paz, la aparente tranquilidad de tener la vida encauzada, parece que vas hacia algún lugar, pero en el fondo sabes que estás estático, como una barca sin remos en un lago. Y entonces ya no quieres arriesgar tu tranquilidad por conquistar tus sueños, probablemente tendrás un hijo o dos y cuando sea el momento, le dirás lo mismo que te dijeron a ti tus padres. "Primero hazte un hombre/mujer de provecho, luego ya tendrás tiempo de cumplir tus sueños"
Han generado un bucle que no va hacia ninguna parte. Eso sí, cada vez hay menos papeles pintados, o si los hay, tienen menos valor, casas deshabitadas a la fuerza, porque han sido robadas a sus dueños por tretas de letra pequeña en el contrato de hipoteca, trampas de osos para mutilar hormigas, matar moscas a cañonazos.
Hablo el líneas generales, siempre hay algún que otro afortunado que al menos trabaja en lo que le gusta, pero en el fondo, todos somos presas de la misma inmisericorde maquinaria. La más perfecta arma mortífera que es esta autodestrucción a cámara lenta. 
Es en esos momentos cuando miro al cielo y me consuelo, escucho en mi cabeza la voz imaginaria de quien nunca tuve el placer de poder oir, que decía que "todos somos polvo de estrellas". 
Y entonces me siento mejor. Aquí, en este mundo, tengo mi sitio, las cosas reales que me rodean, sé que son reales, mis amigos, mi familia, mi gato, que entiende más que muchas personas y que con solo una mirada acude a mi regazo dándome el consuelo que necesito, y sé cuáles son mis limitaciones. Sólo soy yo, una humana más, una pequeña y diminuta mota de polvo de estrellas, que sabe brillar para quién quiere verla y a la que le gusta ver brillar a sus semejantes, desde la luz del conocimiento.
Todo ello me consuela, y me hace ver que la vida es como una discoteca, a veces ponen grandes canciones y otras, "El tractor Amarillo" y no por eso tenemos que dejar de bailar, hay que vivir la vida como una fiesta y no tomársela demasiado en serio, al fin y al cabo y parafraseando a alguien, no saldremos vivos de ella.

http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=h8tuTSi6Sck

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